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Reiki es una palabra que fue incorporada a nuestro vocabulario por el doctor Mikao Usui, a principios de 1915. Sin embargo, la historia no comienza ahí, sino unos años antes cuando el doctor Usui, hacia 1898, siendo decano de una universidad en Kyoto, fue cuestionado en su interior por un alumno, quien le pregunta algo que sin duda le cambiaría todo el resto de su vida, pero con ello, también la nuestra, la de todos los que nos dedicamos a Reiki. La pregunta de su alumno consistía básicamente en una deducción lógica: Jesús había prometido muchas cosas en su vida, lo que no necesariamente fue totalmente comprendido por todos sus seguidores en aquellos momentos, hay muchas que sólo hoy las podemos entender mejor; Él había prometido entregar a los hombres todos los dones que tenía y que había desarrollado, sin embargo no teníamos el don de la sanación, por lo que era una contradicción con las palabras de Jesús, o por lo menos así lo parecía. Para Mikao Usui este cuestionamiento de su alumno, del cómo sanar, fue un desafío y lo tomó casi sin pensar, casi como esperando algo que le diera total sentido a su vida, por lo que renunció a su cargo en la universidad y comenzó una larga travesía no sólo por Japón, sino también por todo el mundo, pero el conocimiento que necesitaba no lo tenía a mano, así que decidió estudiar idiomas y lenguas antiguas, como también acercarse a la profundidad del budismo y el cristianismo. No le fue difícil, pero su meta a ratos se hacía más lejana. La fuerza y la energía de Dios siempre lo acompañaron, sabía que un día su fe y perseverancia serían recompensadas. Después de mucho andar, descubrió que así como Jesús, también Buda había usado los mismos símbolos, quinientos años antes. Pero no sabía si esos símbolos se habían perdido o estaban guardados en algún templo o por algún grupo religioso o filosófico. Gracias a Dios siempre fueron bien resguardados. Sin embargo, a pesar de tener a mano los símbolos no tenía la conexión necesaria con ellos, lo que derivaba además, en no saber usarlos. Así que decidió ir a un monte sagrado y permanecer ahí por veintiún días, ayunando y meditando. Al llegar el último día, cansado y sin fuerzas físicas, ve una luz que lo golpea en su frente y lo deja inconciente, no sabemos si por unos instantes o por varias horas, tampoco él lo supo. Sin embargo, lo que realmente sabemos es que en su mente recibió la conexión con los símbolos y la forma de usarlos. Esta forma es transmitida de maestro a alumno por poco más de un siglo. Cuando el doctor Usui bajó con la gran noticia, muchos le siguieron para ser portadores de la luz, su fama llegó a todos los lugares del mundo, hasta el día de hoy. |
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Héctor Salazar Soto |
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